MIS AMIGOLS LOS MAYORES QUE NO VIEJOS 9
Ayer estuve con Rufo uno de los de la
cuadrilla, estaba contento, pues por fin ha llegado su hermano, las hijas por
recomendación del médico han aceptado que venga, El médico, nieto también de
emigrantes, les aconsejo que le dejaran volver, que no les pasara como a él con
su padre. Les dijo que éste le suplico hasta el último suspiro volver a España,
les comento: Nunca olvidaré su cara, no había amargura, ni reproches, solo una
tristeza inmensa, le traje sí, pero sus cenizas, después de esto las hija
claudicaron y han aceptaron. Hoy ha bajado al cementerio de aquí, pues tenemos
amigos, a mis suegros, y algún primo. Sabes hemos ido Flori y yo a vivir con él, pues
aunque nosotros tenemos casa, la de él está mejor preparada para el invierno,
tiene tres personas que se ocupan de él, mañana tarde y noche, y todos los días
viene una enfermera titulada para la medicación. Sus hijas quieren que esté en
todo momento a tendido. Nosotros solo estamos de compañía, rememorando con él
toda nuestra vida, tanto la de él allí, como la nuestra y la del pueblo.
Está feliz, le han dicho que puede quedarse
hasta mayo, pero él me ha confesado que de aquí no le mueva nadie, que ha venido
para quedarse, su cabeza funciona perfectamente, quiere morir aquí. Cuando le
llegue su hora, volver a ver esos amaneceres sobre la Peñona, el olor a tierra
mojada, visitar a los pocos que quedan de su edad, conocer a los hijos y nietos
de estos, tiene hambre del pueblo, de sus recuerdos, que se los gravó a fuego. Estar cerca de su mujer, a la que tanto quiso, y con la que compartió, mas de
cincuenta años de su vida. Nosotros nos quedaremos con él hasta que Dios quiera,
bajaremos a la ciudad de vez en cuando, y en el momento que pase lo que tenga
que pasar, volveremos para acá,. A mi me gusta el pueblo, pero ya me he
habituado a la ciudad, volveremos como siempre de mayo hasta septiembre, pero
nosotros no queremos vivir ya en el pueblo, eso sí cuando nos llegue nuestra
hora, los dos queremos que lleven allí.
Eramos cinco hermanos y no quedamos nada más
que dos, él el mayor, con sus noventa años, y yo el pequeño, con setenta y ocho,
así que como verás, ahora me entrego por completo a mi hermano, siempre
estuvimos los cinco muy unidos, y nunca tuvimos altercado, mi madre nos enseñó a
compartir a entregar parte de ti a los demás, a no envidiar, a alegrarte de la
suerte de los demás, ese fue el bagaje que nos dejaron nuestros padres, ya que
perras pocas, pero todos salimos adelante y hemos vivido bien, que es lo
importante,
Bueno Joven nos veremos, y ya sabes que si
quieres ir al pueblo, las puertas de nuestra casa están abiertas para ti y tu
familia.
Vista de un pueblo Cántabro
Vista de un pueblo Cántabro
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