miércoles, 25 de marzo de 2015

LAS ALBARCAS CANTABRIA ESPAÑA 2ª premio en la semana cultural celebrada en Caligrama









Ahora que han pasado muchos años estamos así, notándose el paso del tiempo, pero somos felices, la gente nos admira y sabemos que  Agustín y Mariuca serían muy felices viéndonos aquí
Nosotras las Albarcas

Nacimos de un tronco de madera cortado de una sola pieza. La madera empleada fue el castaño.
Agustín trabajo con esmero, pero sobre todo con mucho amor con su azuela, el barreno la legra el terciáu y unas cuantas herramientas más. Y así nos fue dando forma y terminamos siendo unas albarcas para Mariuca, su mujer. Nos decoró con esmero haciendo filigranas en nuestra estructura exterior. Cada figura fue pintada a mano con bonitos colores.
Fuimos el regalo del primer aniversario de bodas. Mariuca nos recibió con alegría y entusiasmo, también con admiración. ¡Éramos preciosas, únicas! Enseguida nos calzó.
Por aquel entonces Mariuca era una moza muy bien parecida, regia, y llena de ternura y amor hacia su marido.
Su casa de pueblo estaba siempre con flores que adornaban sus ventanas. Nosotras jamás entramos en la casa, si lo hacían el perro, el gato y hasta una oca que estuvo una temporada por allí y que desapareció misteriosamente en una de las fiestas del pueblo, en la que había bastantes invitados. Siempre estábamos en la puerta principal dispuestas a ser útiles, nos usaba tanto en invierno como en verano.
Así estuvimos con ella cuarenta años, viviendo cada instante de esa vida que no fue fácil, trabajaba de sol a sol con el ganado, la casa y luego llegaron los críos. Ella lo abarcaba todo. Era como un torbellino y sobre todo siempre tenía una sonrisa y muy pocas veces perdió el humor. A nosotras nos trataba con cuidado, representábamos mucho para ella. Fuimos reparadas en multitud de ocasiones. Siempre se ocupaba Agustín que no dejó nunca que nos tocase nadie, aunque uno de sus cuatro hijos era un manitas. Así nos cambió tarugos, se taparon grietas y se pulió alguna vez nuestra capilla, y se nos hicieron retoques de todo tipo. Porque Mariuca no quería ni oír hablar de reemplazarnos y Agustín en silencio se lo agradecía, se sentía orgulloso de nosotras que fuimos su gran obra.
Mariuca y Agustín hace años que nos dejaron. Permanecimos en la cuadrona arrumbadas mucho tiempo. Al principio lo llevamos mal, pero poco a poco fuimos admitiendo que nuestra vida, para la que fuimos creadas había acabado cuando se fue Mariuca, que no se llevó demasiado con Agustín. Pasó el tiempo y allí permanecimos olvidadas y tristes. Pero un día se abrió la gran puerta de la cuadrona que era inmensa y apareció Agustín, el nieto mayor, y acordándose de lo que  significamos para sus abuelos, nos rescató trayéndonos donde hoy estamos, a la Casa Museo del pueblo, junto a otros objetos del campo, cada uno con su  historia y vivencias.
A.R.G. 
Dato curioso: Las albarcas pintadas de negro, solo nos usaban las viudas y los