27 de Agosto de 1635
Felix Lope de Vega y Carpio ha sido llamado "Monstruo de la naturaleza" y "Fenix de los ingenios" entre otros apelativos referentes a su fabullosa capacidad creadora.
Cuando tenía cinco años, todavia sin saber escribir, dictaba ya versos a sus compañeros; más tarde, era tanta su facilidad para la creación literaria, que se calcula que escribió más de mil quinientas obras teatrales, lo cual le convierte en el autor más prolifico de la literatura española, y quizás tambien el más rápido, pues era capaz de escribir una comedia en un solo día, según dice él mismo: "Más de ciento, en horas veinticuatri, pasaron de las musas al teatro".
Entre su vida y su obra hay una estrecha ligazón; a través de sus comedias y aventurera biografia.
El público de su tiempo se divertia mucho con sus comedias, pues a todos gustaban; los más iletrados se apsionaban con las indecendias de la acción ¬muchas veces extraidas de temas y asuntos tradicionales¬y con la ocurrencia del "gracioso" tipo que Lope perfiló e incorporó definitivamente a la comedia; los espectadores más cultos apreciaban la diversificación y , sobre todo, el tratamiento de acuerdo con las corrientes neoplatonicas de la época, de los temas amorosos.
Después de la muerte de ete hombre extraordinario, acaecida el 27 de agosto de 1635, el teatro español es ya un género literario maduro, enriquecido con sus innovaciones y hallazgos, y popular, virtudes debidas a su talento y a sus aportaciones
Obra narrativa
La Arcadia
La Arcadia
No se atrevió el autor a publicar un poemario desestructurado, ni
tampoco quiso renunciar a presentar en sociedad sus versos amparados por
su nombre. El expediente elegido fue –y es fórmula habitual en la
época– engarzarlos en una
novela pastoril:
Arcadia, escrito a imitación de
la obra homónima de
Jacopo Sannazaro y de sus continuadores españoles. La novela lopesca vio la luz en Madrid en
1598. Tuvo un éxito considerable. Fue la obra del Fénix más veces reimpresa en el siglo XVII:
Edwin S. Morby
registra veinte ediciones entre 1598 y 1675, de ellas dieciséis en vida
del autor. Osuna recordó «son cerca de 6.000 los [versos] que contiene
la novela, más que líneas en prosa en la edición que manejamos». En
efecto, hoy al lector se le hace cuesta arriba imaginar que una novela,
por muy poética que sea, pueda contener más de 160 poemas, algunos
breves, pero de considerable extensión. No parece que tal cantidad de
versos sirven de ornato a la prosa. Más bien nos revelan que el relato
viene a ser excusa para ofrecer al público una amplia producción poética
anterior, a la que añadió probablemente numerosas composiciones líricas
escritas
ad hoc.
El peregrino en su patria
Esta nueva novela en la que Lope ensaya la
novela bizantina
o de aventuras –con la peculiaridad de que todas ellas se desarrollan
dentro de España– vio la luz en Sevilla a principios de 1604. Tuvo un
éxito inmediato (hay dos impresiones madrileñas y otras dos barcelonesas
de 1604 y 1605, otra de Bruselas de 1608 y una nueva edición revisada
de Madrid, 1618).
El peregrino en su patria no presenta la riqueza poética de la
Arcadia. No porque el número de versos intercalados sea menor, sino porque muchos de ellos son dramáticos: cuatro
autos sacramentales, con sus
loas, prólogos, canciones. Entre los treinta y tantos poemas que introdujo en el relato bizantino no hay mucho que destacar.
Pastores de Belén
Pastores de Belén. Prosas y versos divinos apareció en Madrid
en 1612. La obra gozó de un notable éxito. En el mismo año vieron la luz
nuevos impresos en Lérida y en Pamplona. En vida del poeta saldrían
seis nuevas ediciones. Estamos ante un declarado
contrafactum que vierte a materia sagrada aquella mezcla de prosas y versos amorosos de la
Arcadia de 1598. El cañamazo de la
novela pastoril se aprovecha aquí para narrar algunos episodios evangélicos relacionados con la Natividad del Señor. Al igual que la
Arcadia, contiene una amplia
antología poética. Se han catalogado un total de 167 poemas de las formas
métricas más variadas.
La Dorotea
Como otros ciclos poéticos, este de vejez lo abrió Lope con un texto
en prosa, en este caso dialogada, en el que insertó una variada
antología poética.
La Dorotea apareció en 1632. Probablemente no
es casual que el primer poema que se oye en la acción en prosa sea «A
mis soledades voy» y que aparezca expresamente atribuido a Lope. La
penúltima de sus
elegías, y la más celebrada, «Pobre barquilla mía», tiene como interlocutor al frágil barquichuelo.
Lope denomina a esta obra "acción en prosa", y su modelo más evidente es el género
celestinesco.
Evoca la historia de sus celosos amores por Elena Osorio desde la
altura de su edad adulta. El estilo es sencillo y natural, pero a veces
se hace acopio, como en otras obras de Lope, en particular los prólogos,
de una pedregosa erudición de baratillo tomada fundamentalmente de los
repertorios enciclopédicos de la época, entre los cuales tenía
particular afición al
Dictionarium historicum, geographicum, poeticum de Carolus Stephanus (1596) y las inevitables
Officina y
Cornucopia de
Jean Tixier, más conocido como
Ravisio Textor.