En las negras pestañas de la gitana
Tembló una lágrima pronta a resbalar,
por sus mejillas de piel morena,
Cuando por primera vez fue a la escuela.
Ella quería aprender a leer,
su figura delgada se movía con gracia,
y una emoción el embargaba el alma.
Ella tan solo quería saber.
Pero los niños la rechazaban por ser gitana.
Y por sus mejillas de nácar y carmín,
broto la primera lágrima y se sintió desilusionada.
Ella no entendía nada, y los niños crueles
la insultaban por ser gitana.
Pero aprendió de todo, más que ninguno.
Pero jamás dejó de ser gitana.
Porque lo llebava dentro del alma
A.R.G.