sábado, 9 de junio de 2012

Mis amigos los mayores que no viejos VIII

Por fin el quince de septiembre, día de la patrona de Cantabria, La Bien Aparecida, celebramos la despedida de Pepin el Pinto, fuimos todos a su pueblo, de aquí eramos veinte, los del pueblo unos ochenta, entre niños mayores y mas mayores, pero todo el mundo estaba muy animado, pues esperaban a su amigo, otro que retorna, eran los comentarios. Su hermana Luisa feliz, a pesar de haber perdido a su marido hace poco tiempo, pero sabe que con la llegada de su hermano, ella no se movera del pueblo, si el no hubiese querido ir, la habían propuesto irse a una residencia, ella no quería ni oír hablar de eso, pues me comento, que siempre había hecho lo que le daba la gana y que a sus noventa años, no iba a entrar por un horario, ni vivir en una habitación, ¡mira mi casa!, tú crees que con todo el espacio que tengo aquí, me voy a habituar a un cuartucho de na.
Las mesas con las viandas estaban colocadas en una pradería, habían colaborado todos, en los hornos de leñas de distintas casas estaban los cabritos, los lechones y un ternero, también estaban cocinado unas estupendas merluzas, que Josete, Valentin y el Cholo, habían ido a primeras horas de la mañana a la lonja a buscarlas. Cuando llegamos olia el pueblo a asado que daba gusto pasear, la Luisa, señora mayor, mayor estaba terminando de cocer el arroz con leche de las vacas del junco, Manuela y Lola estaban haciendo los flanes con huevos de las vecinas.
A las doce fue la misa, todos todas dejaron los quiaceres, a la salida, tomamos un aperitivo y a las dos comimos, luego un sueñecito y a las cinco llegaron los de la rondalla y amenizaron el baile, allí bailaron hasta los gatos. Pepin con todas no se dejó a nadie, estaba henchido de felicidad, por volver, y por el recibimiento, ver a todos sus amigos de infancia, con los que correteo por la brañas, con los que compartió penurias y alegrías, bien es verdad que faltaban algunos, para esos también tuvo un recuerdo durante la misa, luego todo fue alegría,
A las nueve las mesas estaban preparadas para la cena, pues había sobrado bastante y nos convencieron para que nos quedáramos, así lo hicimos, los de la rondalla se fueron, pero ya quedaron allí los coros de la gente, cantando montañesas. y así nos dieron las tres, pues allí no se movían nadie - Por fin rompieron filas, pues algunos tenían que levantarse a las seis, para ordeñar, limpiar la cuadra, y llevar el ganado a los pastos.
Me contaron cosas de sus vivencias siempre en el pueblo, poco a poco iré relatando sus cosas.
Quedamos para en primavera hacer una comida, pero mas sencilla, esta había sido como la del hijo pródigo, dejamos a el Pinto y a su hermana en casa, felices los dos, los hijos del pinto retornaron con nosotros, fue un día feliz. Todos guardaremos en nuestra memoria ese acontecimiento.
                                                                                                                                                    A.R.G.

                                                   

Fin

MIS AMIGOS LOS MAYORES QU NO VIEJOS

Mis amigos los mayores que no viejos

Hoy me he reencontrado con mis amigos. Todos han vuelto del pueblo, han estado el mes de julio, y agosto, y los dos primeros días de septiembre. Han venido bien, llenos de vitalidad, aunque algunos un poco tristes por tener que dejar el lugar que les vio nacer, crecer, y vivir de una manera distinta. El que estaba muy alegre, a pesar de no haberse ido es el Pinto, y motivos tiene, pues mientras todos regresan a la ciudad, él por fin se vuelve para el pueblo. Su hermana se ha quedado viuda, y le ha pedido irse con ella, él encantado, pues aunque le da pena ver como está su hermana, baja de ánimo por la pérdida de su marido, él ahora puede volver, ya que no se llevaba nada bien con su cuñado, pues era muy bruto, y un tanto dominante con su hermana, y como nunca quiso ver sufrir a Tana se prodigaba poco por el pueblo, pues ella le quería mucho. Ha tenido sus mas y sus menos con sus hijos, pues no querían que se fuera, pero bien es verdad, que ya no le necesitan, los chavales ha crecido y vuelan solos, Paquito el pequeño ya tiene doce años, y se las apaña muy bien cuando sus padres no están, por lo tanto ha decido volver y pasar los últimos años junto a Tana, a la que siempre ha querido mucho, y por eso respetaba las decisiones de ella, aunque estuviera equivocada. Si sus hijos no le hubieran vendido la casa, cuando estuvo tan enfermos, no se hubiera venido a la ciudad, a la que nunca se adapto. Pero eso ya pasó, y por fin su sueño se ha hecho realidad, se va el día quince de septiembre, ya lo tiene todo preparado, ha pasado tragos amargos, pero ahora lo ve como agua pasada. Piensa hacer una gran despedida para sus amigos de aquí, pues durante bastantes años han compartido, salidas de colegios, juegos de parques, actividades extra escolares, y a última hora del día sus charlas, En junio cuando los niños solo tiene clase por la mañanas, las tardes eran para ellos. En fin que aquí también han compartido todos los abuelos un montón de vivencias. Ahora toca despedirse de ellos y retomar la vida que dejó atrás hace años, está feliz, casi no se lo puede creer, antes de marcharse también me invitará a mi a tomar algo, y me contará alguna cosilla más-    
                                                                                                                          a.r.g.