Era un pastor de rebaños,
era un pastor de montaña.
era un pastor contento que
cantaba al firmamento.
La luna era su amiga y la
esperaba al final del día
cortejándola con sus melodías.
Su arpa era de fina caña
que con sus dedos tañía cantando
sus alegrías.
Más un día se rompió y el pastor
mudo quedó, la luna tras las nubes
se escondió.
Los días fueron tinieblas y la pena
lo invadió.
Y sobre la hierba húmeda,
su cuerpo quedó,
A.R.G.
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