Trabajo
A la
una de la mañana dormía
admirablemente con mi camisón de franela , en la casa del pueblo cuyo
nombre es Puente roca, es el lugar de descencendia de mi abuelo
Paco. Nada más llegar tuve que encender las chimeneas, tres en total, el
frío en el interior era casi mas fuerte que en el exterior, la casa
llevaba deshabitada doce años, y aunque en el próximo septiembre íbamos
a ir todos de nuevo habitarla. Se había hecho las obras pero nadie la
había dado el calor humano, aun olía a pintura y barnices, por lo tanto
era insufrible el frío. En su puerta constaba el número 124., era la
última casa del pueblo, para llegar a ella había que pasar un puente y
una gran arboleda Esto acontecía
un trece de marzo. Pero mi padre se empeño en que fuese en esa fecha el
motivo no tengo ni idea. Hacia mucho frío, después de andar y cubrir
los últimos seis kilómetros,
de caer en dos ocasiones ya que mi moto en la que me desplazaba se había
estropeado, y estando medio agotado, para colma de males el cielo se
estaba cubriendo de un gris plomizo que no me gustaba nada; amenazaba
tormenta y si así ocurría sería de nieve, mientras caminaba con mi obra
de Vangot
debajo del brazo, pensaba en mi padre que tanto me había recomendado
llevar esa
obra a la vieja casa, en el bolsillo de
mi abrigo descansaba una linterna. Para en caso que me cogiese la noche poder iluminar el senderos hasta la casa, mientras
caminaba iba oyendo la radio, ya que el día anterior había ido al otorrino, y
mis oídos ahora funcionaban. Una tenue luna aparecia entre los robles, mi adaptabilidad a aquel paraje era nula, y
sentí miedo, pero al final llegué a mi destino, colgué
la obra en salón, tal y como me había pedido, mi padre siguiendo el
ritual que llevaba en el bolsillo escrito en un viejo papel.
Sobre
la casa había una leyenda, pero en mi casa no se hablaba de ello, eran
los vecinos, pero cuando nos acercábamos uno de nosotros cambiaban de
tema, en una ocasión pude oír que del bosque salia una niebla que
envolvía la casa, pero no pude oír que era lo que pasaba.
Estaba
solo, en aquel caserón, pero no sentí miedo, después de un buen rato
cuando las chimeneas caldearon las estancias se estaba confortable, me
asomé al ventanal de la gran galería que daba al río, detrás estaba el
bosque de robles, hayas, abedules, castaño, y castaños de indias, creo
que también alguna acacia además de otros árboles desconocidos para mi.
Empezó a nevar, los copos eran grandes así que en poco tiempo todo
quedaría cubierto por un manto blanco, Elisa la casera había ido la
víspera y había llenado la nevera, no pudo encender la calefacción por
no saberlo hacer, ya que era muy mayor y las cosas modernas nos las
entendía
Hablé
con mi padre durante un rato el insistió en que si había seguido el
protocolo al pie de la letra de aquel papel viejo y caduco, me estrañó
tanta insistencia, por supuesto le dije; he hecho todo como ponía en ese
legado, ahora me siento mejor, insistí en que me dijera el porqué y me
contestó que en septiembre se revelaría todo, que si que hay una
leyenda, pero que no me preocupase estaba todo controlado, volví a
asomarme al gran ventanal, ya la nieve caía con fuerza, esto ya me
preocupaba, distaba, casi un kilómetros del pueblo. Si se cerraba la
pequeña carretera quedaba aislado, en fin no me iba a poner ahora a
pensar en ello, abrí la nevera estaba hasta arriba, pensé; Elisa se ha
debido de pensar que voy a estar aquí un mes cuando en realidad mi
permanencia será de dos días.
Aquella noche dormí como hacia tiempo que no lo hacia.
Tenia
treinta y cuatro años, mi trabajo era bastante estresante, así que
cuando llegaba a casa despues de trabajar diez y doce horas estaba tan
cansado que me costaba dormir. Aqui era todo distinto, durante el largo
sueño, a mi mente acudió mi niñez en esta casa, recordé cada uno de los
rincones y días felices de juegos y escondites, de ir al bosque que lo
teníamos prohibido, pues habia cuevas y en algunas zonas el suelo cedia y
podias caer a una sima, pero a pesar de ello íbamos, era lo prohibido,
el misterio, ya que casi siempre habia niebla sobre una parte de él.
A
eso de la siete de la mañana me despertaron unos golpes en la puerte,
me levanté sonnoliento y vi a Felipe el hijo de Elisa, venia con una
mochila, me extrañó, mi padre no me habia dicho nada, abrí con premura
ya que fuera había una cellisca que no te dejaba ver másde un
metro.Felipe,me puso al día de lo que teniamos que hacer, mientras
degustabamos una humeante taza de cafe,
Teniamos
que bajar al sotano y buscar una caja metalica con unos documentos.
Estos certificaban que la casa nos pertenecia, y en ellos se hablaba de
los misterios que durante años se han cernido sobre la casa.
Pensaba
quedarme solo dos días pero llevabamos cuatro y aún no habiamos
encontrado nada, a este paso gastaba todas mis vacaciones aquí.
Al
sexto día porfin aparecio, en una oquedad por donde pasaba el tiro de
la chimena. Como no tenia cerrojos la abrimos con ávidez.
Nos
quedamos atonitos ante lo que estabamos leyendo. Pedro el tejero que
habia desaparecido, era el causante de ruidos, luces, olores que se
espacieron por la casa durante años. Su cometido ninguno, solamente que
el habitaba en los pasadizos que te llevaban por las distintas
estancias de la mansión así como por el invernadero y parte de la finca
hasta llegar al bosque. Los malos olores procedian de los animales que
mataba para su alimentación pero ,que al ir perdiendo la cabeza los
dejaba por los subterranios, subiendo a la casa los olores putrefactos,
los ruidos eran cuando tropezaba,con la cacharreria que iba cogiendo por
la casa, Nadie sabia de estos pasajes. Felipe y yo nos quedamos
alucinados.
Lo
más gordo era que estas notas estaban recogidas por mi abuelo. Llamé a
mi padre para darle la noticia, pero la tormenta nos habia dejado
aislados. Así que Felipe y yo, decidimos pasar el tiempo investigando
aquellos pasadizos. Ïbamos de asombro en asombro, allí había otra casa,
encontramos obras de arte, objetos rarisimos, alhajas, vestidos de
época, un coche de cuando se inventaron pero todo conservado en perfecto
estado.
Esto
también nos llamó la atención, no había polvo y estaba perfectamente
colocado, así que pensamos que por allí iba alguien a cuidar y mantener
todo aquello.
La
nieve seguia cayendo y los centimetros iban subiendo, teniamos
suficiente comida. Decidimos que mientras teniamos que quedarnos allí
retenidos, montariamos guardia, para ver quien era el personaje que
andaba porlos bajos, y por donde entraba y salia.
En
el legado tambien ponia que elcuadro de Vangot tendria que presidir el
salón de donde no debia de salir. Sin embargo mi padre lo había llevado a
la ciudad mientras la casa estuvo en obras.
Nuestras
pesquisas pronto dieron su fruto y así al día siguiente oímos ruidos en
los bajos y con precaución bajamos a los tuneles que ya conociamos bien
por haberlos ispeccionado en varias ocasiones, así nos dimos de narices
con el personaje. Era Dámaso un vecino del pueblo que su familia
siempre llevó unas fincas de mi familia y jamás se les cobró nada.
Después del susto que nos llevamos los tres. Nos relató el porqué de
todo aquello.
Mi
abuelo fue un cachondo mental, y lo dejó todo escrito, les cedió las
fincas a esta familia con la condición que guardaran el secreto y se
ocuparan de mantenerlo todo en orden. Era una gran fortuna solamente
sería desvelado en el mes de septiembre del año 2016.
Lo
que ni Felipe ni yo sabiamos, es que mi padre hacia tiempo que lo había
descubierto, pero no quiso desvelarlo para que la voluntad de mi abuelo
se cumpliera.
Por
supuesto que hasta el ocho de septiembre del 2016 no fue descubierta
toda la trama, el misterio,y toda la leyenda que sobre la casa había.
A.R.G.
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