El Tiempo
Dicen que han visto
a una nube llorar,
para regar el fruto
que tú dejaste sin regar.
En un otoño tranquilo,
abandonaste el hogar,
te fundistes en la noche
y vagastes por ella sin cesar,
no acordándote nunca
de regresa4r,
y jugabas con el viento,
las rocas y el mar.
Hasta que un día las nubes
te hablaron de tu hogar,
y oiste reir al viento
y gritar al mar y te viste
reflejada en un cristal.
Recordastes el pasado y a
tu horgar, con sus días
lejanos que nunca volverán
A.R.G.
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