jueves, 18 de octubre de 2018

EL CALCETÍN ROJO






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El calcetín rojo
                                                                                                      A.R.G

Pedro llevaba una hora buscando su calcetín rojo, estaba atacadísimo, la casa familiar era un puro caos, la familia iba llegando, aquello era un trasiego de personas y maletas, era Noche Buena y entre toda esta marabunta se había perdido su querido calcetín.
El concurso comenzaba a las cinco de la tarde, así que después de una larga hora de búsqueda tiró la toalla, y se le ocurrió teñir unos de los calcetines de deporte de su hijo mayor, eran blancos, así que se puso manos a la obra, cogió remolacha de la despensa poniéndola  al fuego, cuando empezó a calentar el agua metió el calcetín de su hijo, bajó  las brasas para que no hirviera y al cabo de media hora el calcetín lucia rojo, no como el suyo, pero hacia un bonito contraste. 
Lo colocó sobre la chimenea para que se secara pronto, y mientras él decoraría el globo de gas de donde penderían los dos calcetines,-
El globo ya estaba preparado para su decoración y él tenía sobre la mesa todo lo necesario, así comenzó los bonitos dibujos cósmicos de brillantes colores, se separó varias veces de su gran globo, le gustó, estaba quedando divino era una autentica obra de arte, con delicadeza terminó de darle los últimos retoques, poniéndolo a buen recaudo mientras se secaba.
Tenía preparado lo que iría en los calcetines, uno de ellos se partiríacon el globo cuando terminase el concurso ya que se soltaban todos quedado iluminados durante unos cientos de metros por un cañón de luz, era todo un espectáculo y acudían de toda la comarca unos participando en el concurso y otros como meros espectadores.
Pedro estaba emocionadísimo un año cuando era joven ganó el premio por aquel entonces era una vuelta en globo, en los tiempos modernos es un viaje de siete días a Nueva York, este año lo había preparado concienzudamente, pues al romperse un pierna había tenido todo el tiempo del mundo, lo único que le fastidiaba era la desigualdad de los calcetines, pero aun así estaba lleno de ilusión, parecía primerizo, los nervios también empezaban a florar, el calcetín nuevo ya estaba seco, ahora tocaba también su decoración ya que siempre se decoraba uno solo el que subiría junto al globo.
Pedro había pensado muchas veces en los globos, le daba pena que todo aquel trabajo terminase destruido al alcanzar estos una altura considerable, pero este año era distinto había visto en un reportaje que los globos que subían al espacio eran llevados a las ciudad de los globos perdidos, esto le reconfortaba, y aunque pensaba que era un poco de cuento, le gustaba imaginar esa ciudad con millones de globos variopintos, y se dijo así mismo, ¡por qué no va a ser así!
A las cinco en punto comenzó el gran concurso eran ciento un participantes, ricamente ataviados con motivos navideños, y que decir de  los globos todos súper decorados los había magníficos, pero Pedro pensaba que el suyo era el mejor, este año sentía algo, mientras toda su familia vitoreaba a Pedro también sus amigos y algunos de los contrincantes, esto lleno a Pedro de emoción.
El desfile duró una hora y media, pues además de los globos con los calcetines desfilaban también unas pequeñas carrozas con motivos navideños. A las seis y media pasó la última carroza, y ato seguido todos los concursantes volvieron a sus puestos para saber cuál era el ganador.
La plaza estaba abarrotada, pero no se oía ni a una mosca, el silencio era total esperaban con ansiedad la resolución del concurso y quién se llevaba este año el premio, ¡De pronto! El jurado dio unas palmaditas en el micrófono y se dispuso abrir el sobre con el nombre del ganador: Con voz armoniosa el juez dijo; El ganador absoluto de este año ha sido con mucha diferencia de votos ¡Pedro Pelañas! La plaza explotó en un puro jubilo, Pedro no se lo podía creer vinieron todos a abrazarle y a darle la enhorabuena.
Ahora tocaba la última parte lanzar al espació todos los globos, cada concursante poseía una pequeña tijera para quitar primero el calcetín sin decorar, este contenía un vale que se entregaba para un hogar del transeúnte, acto seguido se cortaban las cintas que sujetaban los globos con los calcetín que se perdería en la inmensidad de la noche, así se hizo y el cañón de luz los iluminó durante cinco minutos, de verdad que era un espectáculo único.
Pedro aquella noche soñó con su globo y su calcetín, pero los vio en el ciudad de los globos perdidos y se sintió muy feliz.
Esta Noche Buena siempre estaría en su memoria.

Fin











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