viernes, 28 de septiembre de 2018

ATLÁNTIDA VAMOS A CONTAR MENTIRAS 7





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VAMOS A CONTAR MENTIRAS ATLANTIDA

De vuelta por el cosmos me paré en la luna ;mi amiga, esta me contó que el Ángel del Cosmos me había a dejado un artilugio nuevo que me iba a gustar, lo tomé, lo miré, pero aquella cosa como de pincho no me decía nada, lo sacudí, lo tiré al aire, pero como si nada, vi por el rabillo del ojo, que la luna se estaba partiendo de risa y un tanto airado le pregunté: ¿Pero qué clase de cachivache me ha dejado este ente? Si no vale para nada. La luna me dijo con sorna, humano tenías que ser, ¿mira hombre, tiene pichos no? Tócalos con suavidad, así lo hice y me quedé atónito, pude ver a mis pies un tiempo pasado y tocándolos de otra manera se me presentó el futuro, esto lo quité enseguida, pues no quiero saberlo dificultaría mucho mi existencia.
Ella me explicó que podía viajar al pasado y descubrir hechos que a través de los siglos nadie había podido descifrar, misterios que llevaban perdidos en el tiempo sin resolver, por ejemplo el secreto de las pirámides, o que pasó con los incas, desapariciones de tribus enteras en un momento sin dejar ningún rastro, ciudades como la Atlántida, en fin que se me habría un abanico inusitado de secretos sin resolver, y yo que soy un poco cotilla quedé maravillado y dispuesto averiguar y desentrañar los misterios que pudiera.
Lo primero tenía que tenía que averiguar, era el funcionamiento de esta especie de piña para poder regresar en caso de apuro, tenía también que averiguar cuanto tiempo podía permanecer en el pasado, estaba tan entretenido con esto que no me percaté que el Ángel del Cosmos estaba justo detrás de mí,  y con voz armoniosa y metálica me dijo: Este artilugio como tú lo llamas, te va a ser muy útil en tus viajes tanto interestelares como al pasado. Mira ya no tendrás que llevar la capa para hacerte invisible ni lo que te dieron las rocas Rurobonas, ni ningún otro artefacto de lo que llevas en tu moto sidecar. Verás, si quieres, está también la puedes dejar en la luna, tengo para ti un súper coche-cohete, más rápido y dotado con lo último en tecnología estelar. ¡Ah! Eso sí que no, mi moto sidecar es irremplazable, la puedo modernizar más con tus técnicas, -bueno, bueno no te enfades, que ya lo he resuelto. He dotado a tu moto sidecar de toda mi tecnología, lo hice mientras hablabas con la luna y descansabas.
De ahora en adelante solo llevarás la piña como tú la llamas y esta bola metálica, esta siempre la llevarás al cuello, la piña en la cintura,  su manejo es muy fácil. En caso de  no poder usar la piña para volver, o si te encuentras en algún otro apuro en el que no la puedas tocar, la bola metálica te sacará de esos apuros, ya que solo con tu mente la activas, si estuvieres inconsciente ella sola se pondrá en marcha y te regresará a tu tiempo.
Practica un poco y dime cual va a ser tu viaje al pasado, siempre comunícamelo a través de la bola metálica, pues te puedes meter en dificultades ponerte nervioso y no saber lo que hacer yo iré en tu rescate, pero no te fíes demasiado, bueno venga ponte a ello. ¡Ves que facil
Te diré, que voy a buscar la Atlántida.- No te creas que va a ser fácil, será duro pero lo superarás, de todos formas todos estaremos contigo.
He tocado la piña, me han salido letras en cada una de las puntas, y con ellas he escrito la palabra Atlántida,  ante mis pies se presentó un paisaje árido y desafiante, sin más me encuentro dentro de aquel mundo inhóspito, aminoro la marcha, me esfuerzo por escudriñar el entorno, aquello no tiene fin y todo parece igual. Metí el turbo, en diez segundos todo eso quedó atrás, ahora la panorámica era distinta, un gran macizo de altas montañas en la lejanía y un profundo y hermosísimo valle a mis pies, abandoné la moto, y comencé a caminar, no había carreteras ni senderos, todo estaba cubierto de un manto verde de musgo, había flores y plantas por doquier, también se oía el canto de distintas aves, el arbolado en algunas zonas era muy frondoso, mis pasos me llevaron hacia una laguna, creí que era profunda, pero al instante me di cuenta que solo me llegaba a los muslos, caminé un buen rato, pero aquella laguna parecía interminable, había peces de colores y otros y una flora fluvial preciosa, salí en un punto y cogí como un pequeño sendero, pero aquello no tenía fin, el paisaje se desdoblaba en múltiples colores y diferentes tipos de árboles y vegetación, pero parecía no acabarse, así que opte por volver a la laguna. Busqué un punto donde pasar la noche, pues esta estaba llegando a pasos agigantados, la claridad se perdía por el fondo del aquel inmenso bosque, mientras del lado izquierdo de la laguna llegaba la oscuridad.
Apresuradamente coloque mi sidecar al lado de una roca protegido a su vez por un árbol un tanto raro, desconocido totalmente para mí, hice una hoguera y me dispuse a cenar, miré hacia el infinito estelar, y el conjunto de estrellas era todo una alfombra chispeante, pero no había luna.
Dormí como nunca lo he hecho, el silencio era total mi techo era un firmamento en una explosión de puntos chispeantes, la lluvia de estrellas fugaces me entretuvo bastante, no quería dormir era maravilloso el ir y venir de las estrellas fugaces, al final el sueño se apoderó de mí.
Había amanecido, al no funcionar el reloj estaba perdido totalmente en cuanto a las horas, en fin esto no me preocupaba, así que me desperecé y contemple el paisaje. Mi sorpresa fue mayúscula la gran laguna había desaparecido en su lugar un gran manto de flores de infinitos colores se perdía en la lontananza. Todo aquello era rarísimo, pero me tenía que poner en marcha para encontrar la Atlántida.
Recorrí con mi moto un gran terreno pero aquel paisaje jugaba conmigo, cuando miraba por el retrovisor, ya no había nada, y de pronto aparecían árboles, flores, y hasta varios ríos que caían en cascada a un vacío infinito, me estaba cansando de aquel juego, así que decidí cambiar de lugar. Cogí mi piña y puse Egipto, pero no pasó nada las letras de la piña no salían, lo intenté por todos los medios, pero nada. No quería que siendo la primera misión darme por abatido, y mucho menos pedir ayuda al Ángel del Cosmos. Opté por seguir adelante y elevarme, a ver si desde la altura veía algo más. Así lo hice, y pude comprobar, el cambio de paisaje, todo era a través de la laguna, pude ver la alfombra de flores y arbolado, pero debajo estaba la laguna con un gran remolino que absorbía la cosa y las escupía de nuevo.
Decidí meterme dentro de aquel remolino con mi moto, puse el turbo y entre como una flecha, y con asombro descubrí la Atlántida, allí estaba ella formada por por un gran circulo de piedras era enorme la vista no alcanzaba a ver su final, dentro había otros dos grandes círculos,  pero lo mejor es que estaba poblada, sus moradores paseaban por las calles empedrada, era una ciudad despierta llena de vida, quedé asombrado por todo lo que se ofrecía ante mis ojos, era una ciudad prospera, su civilización era futurista, allí había más tecnología que en toda la tierra, pero además era desconocida totalmente para mí, pude ver una especie de vehículos que iban suspendidos en el aire. Me acerqué a una gran casa, toqué mi piña para hacerme invisible, entré en aquella morada donde todo estaba oculto, y por medio de un mando, se limpiaba, se hacia la comida, tu solo tenías que abrir la boca y comer aquellos manjares, todo estaba robotizado, su moradores tenían todo el tiempo libre del mundo, se pasaban el día en la calle en lugares de recreo, y en las bibliotecas, y museos. Entré en uno y con admiración retrocedí en el tiempo desde la época prehistórica hasta los últimos inventos nuestros del siglo XXI. Eran para ellos antigüedades, su tecnología era súper avanzada, estaba pululando por parte de la ciudad, ya que me llevaría bastante tiempo recorrerla, era muy grande y estaba plagada de esculturas y edificios de la época, pero también había muchos modernos de líneas imposibles, pero muy bonitos y vistosos, quedaban muy bien lo antiguo integrando en ese mundo lo súper moderno
Vi como bastante gente iba hacia un lugar determinado, pero todo con mucho orden, si algo tenía esta ciudad era el silencio, la limpieza, y sobre todo era una ciudad civilizada, donde el respeto, el amor, el dialogo, y el orden formaba parte de toda la ciudad, me puse en marcha dejándome llevar por el gentío, llegamos a una gran explanada, todas la personas se colocaron a la izquierda en una fila de cuatro en fondo perfectamente alineados, había gente joven, niños abuelos pero a pesar de ser abuelos eran jóvenes, padres, llevaban una especie de macuto, unos eran lisos, otros de colores, otros de rallas, de flores y de dibujos exóticos, era una fila multicolor, se les veía muy alegres, me acerqué más y puse mi traductor, y pude saber que se iban de viaje, pensé en que se irán? No hay vías, no hay carretera pero tampoco pista de aterrizaje, impaciente esperé a ver como se desplazaba toda esta gente. Iba de asombro en asombro, una gran nave redonda apareció de pronto sobre nuestras cabezas, fue descendiendo suavemente hasta tocar el suelo, se abrió una gran compuerta y salieron cientos de personas, hablando bajito, al otro lado sus familiares corrieron a abrazarlos y casi en silencio desaparecieron, mientras los de la plaza iban entrando por riguroso orden, y tal como vino desapareció.
Me propuse intentar hablar con alguien, pero tenía que tener muchos cuidado pues yo era una persona extraña en aquel lugar, y podía perturbar aquella paz, me dedique gran parte de la tarde a ver en quien podía confiar, al final me decidí por un hombre de edad avanzada, este era el único viejo que veía, se encontraba en su pequeño jardín con un libro, este estaba suspendido en el aire, y las hojas se pasaban solas. Me acerqué y cuando iba a decir una palabra, él me dijo: Aunque no te veo sé que estás aquí, que vienes de otro mundo, del futuro para vosotros, nuestro tiempo ha evolucionado más que el vuestro  a pesar de haber desparecido de la faz de la tierra. Estamos en otra dimensión, muéstrate, y vístete con esta ropa nuestra así pasarás desapercibido, le pregunté: ¿Cómo has sabido que estaba aquí? Yo lo sé todo, soy el guardián de la ciudad perdida. ¿Qué os paso? ¿Porque desaparecisteis de la tierra? Sé que aún seguís buscando nuestra ciudad y nuestra civilización, pero sabes nunca nos encontrareis, pues ya no pertenecemos al sistema solar vuestro, fue muy sencillos nosotros descubrimos unos materiales en la tierra, he hicimos acopio de todo ello, avanzamos mucho tecnológicamente, pero lo que no sabíamos era las consecuencias de extraer aquel material, al dividirlo para nuestras máquinas le dimos una fuerza inusitada y esto atrajo a un agujero de gusano que nos absorbió y nos trasladó fuera de la galaxia, estamos en otro punto del cosmos, fue absorbida la ciudad al completo con tierras, mares, ríos, y montaña. No hubo muertos ni catástrofes ni nada, simplemente nos cambiaron de lugar, y aquí seguimos avanzando con nuestra tecnología, mucho más avanzada que la vuestra, nosotros hemos descubierto la inmortalidad.
Nosotros no envejecemos solo yo, como habrás podido comprobar aquí no hay viejos como en la tierra, llegamos a los cincuenta años de los vuestros, y nos quedamos ahí, nuestro cuerpo no envejece ni se deteriora, no sufrimos enfermedades ni tenemos dolores   vivimos casi doscientos años, y cuando llegas a esta edad, puedes seguir en la ciudad o irte en una nave espacial a otro punto de la galaxia, y ahí permanecerás para siempre, pero si te cansa de vivir aunque estas rodeado de lujos y  buenos manjares, te comes una fruta especial y te quedas dormido, a los pocos segundos tu cuerpo se evapora, no quedado nada de ti, así no contaminas, nuestra ciudad está libre de contaminación todo está robotizado y de vez en cuando viene una súper nave que se posa sobre la ciudad y limpia la atmosfera de todas las ondas magnéticas de nuestros artilugios. Como habrás visto aquí no se cocina tenemos un sistema que poniendo las viandas en cualquier lugar se hacen solas, los robot cuidan de calles, de vehículos, de todo, nuestra vida es serena y llena de paz y tranquilidad, no hay alteraciones de ningún tipo teniendo todo el tiempo del mundo para hacer aquello que más nos gusta, ¿y no os aburrís con tanta rutina? –Por supuesto que no, no tenemos rutinas, hacemos cantidad de cosas, viajes al exterior, escribes, lees, se hace deportes, y tenemos muchos, los que tú conoces que también los practicamos aquí, pero tenemos otros nuevos, en fin que no nos aburrimos siempre estamos inventando cosas.
Siento decirte que el que tú nos hayas encontrado, el misterio seguirá existiendo, ya que estamos fuera de vuestra galaxia y nadie de la tierra pude llegar hasta nosotros aunque pasen cien siglos. Tú serás el único que conoces nuestra verdadera historia, sé que seguirás buscando más enigmas, y muchos podrás mostrárselos a tu mundo, pero otros sé que pasará lo mismo que con el nuestro. Te deseo un buen viaje, y vuelve cuando quieras.

A.R.G.












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