martes, 4 de junio de 2019

QUE PASÓ CON EL TRUCHÓN? En vamos a contar mentiras




                                                                         



¿QUE PASÓ CON EL TRUCHÓN?                    

En vamos a contar mentiras por:   Aurora Rodríguez. A.R.G.


Estaba descansando en mi casa después de un largo viaje por el cosmos cuando…Recibo un mensaje urgentísimo de la luna. Me decía: Ve con premura a la charca del Truchón, tiene problemas.
Uno de los satélites ha captado su imponente tamaño y han acudido como moscas, gente normal, pero también científicos, con toda su parafernalia, estando a la caza, así que le tendrás que ayudar y trasladarlo al gran lago.
Me pongo en marcha, y en pocos minutos me encuentro en el lugar, me quedo alucinado más de quinientas o tal vez mil personas se agolpaban alrededor del lugar donde habita el pobre Truchón.
Los científicos estan a la espera de un súper robot con una cámara potentísima para localizarlo. Me puse mi capa invisible que siempre llevo en mi sidecar, ya que el artilugio que me dio el Ángel del Cosmos lo tenía la luna, iba a incorporarme otro nuevo artilugio que le había dado el Ángel del Cosmos, con el cual podría estar bajo el agua sin ningún tipo de escafandra, podría recorrer mares, océanos, lagos, ríos, permaneciendo bajo sus aguas por tiempo ilimitado, pudiendo disfrutar de toda la belleza que hay en los fondos, también podría entrar en las entrañas de la tierra, ya estuve una vez pero muy breve  tiempo, ahora podría disfrutar de su hermosura interior.
La gente normal lanzaba ricos cebos continuamente con sus cañas, pensando que el Tuchon picaría, ¡ignorantes! Era más listos que todo eso, y por supuesto no necesitaba que nadie le proporcionara ricos alimentos, tenía de todo cuanto necesitara en su querida charca, que más que charca era un medio lago.

Al entrar en el agua con mi capa invisible, estas se revolvieron, el murmullo del gentío de pronto se quedó todo en silencio, solo se oía el chapotear mío, la expectativa era sublime. Todos pensaban que el Truchón se acercaba a la superficie. Me reí de todos en su cara, pero como no me veían dio igual, descendí con rapidez hacia el fondo en pocos segundos estaba llamando al Truchón con mi silbato especial. Oí un leve aleteo y lo vi en la boca de una cueva, estaba aterrorizado, lo calmé y le dije: ponte a mis espaldas te llevaré al gran lago, y cuando se convenzan de que no estás en la charca, te devolveré de nuevo. Me quedé atónito con su respuesta, -escucha Roberto, que no me llames Roberto, sabes que no me gusta, soy Rober, que es más corto, -vale ya lo pillo-. En los años que llevo viviendo en la charca, que no sé cuántos son pero puedo asegurarte que son muchos. Nunca había sentido miedo, era feliz, de vez en cuando se acercaba un humano, pero yo sabía por las vibraciones, y distinguía si era persona o animal, pero últimamente, no lo siento, y desde luego a los satélites no los percibo, todo ha cambiado en poco tiempo, por lo tanto no me quiero quedar aquí y pasar por todo esto otra vez.
Nos vamos al lago pero no quiero volver aquí, pero tampoco quedarme allí. Quiero ir contigo en tu moto sidecar, y vivir tus aventuras, salir al espacio sideral, entrar en lo más profundo de los océanos, penetrar en las cavidades de la tierra, allí donde el hombre no ha estado ni estará jamás, quiero ir a visitar a las Rocas Rurobonas, de las que tanto me has hablado, dialogar con la luna, conocer a la Eurasia, con todas su cosas extravagantes.
Pero… yo no puedo hacer eso, no tengo potestad, -lo sé, pero el Ángel del Cosmos sí; búscale y dile lo que quiero, él sabrá cómo solucionarlo. ¡Eh! Vámonos que con tanta charla, se ha echado el tiempo encima y está a punto de llegar el robot, seguro que me detectará. -Súbete a mi espalda-. Las aguas se revuelven con fuerza al salir nosotros, el gentío enmudece de emoción. Salimos rápidos, miro hacia atrás y veo sus caras de decepción cuando a pesar del movimiento del agua no sale nada. Se oyen murmullos, se miran unos a otros esperando que aparezca el “Monstruo del río” como así lo ha catalogado la prensa sensacionalista. En la Charca la Tolona hay un espécimen que se calcula que puede llegar a pesar entre 300 o 400 kilos y mide alrededor de seis  o siete metros. ¡Exagerados! El Truchón mide metro y medio, y pesa unos 80 Kilos.
Llegamos al lago y nos quedamos estupefactos, una espesa niebla lo envolví dándole una visión siniestra, nunca jamás había habido niebla en este lago. Entre el arbolado estaba en Ángel del Cosmos, nos llamó, entramos en la nave, saliendo esta hacia el espacio. Lo que ocurrió en el interior no os lo podéis imaginar, pero paso a contároslo, ¡fue algo increíble!.
La nave es impresionante, como ya os he descrito en algún que otro relato. Tiene una tecnología que nosotros no sabemos que  existe, puede retroceder al pasado, estar en segundos en el presente y futuro, superar la estratosfera y plantarse en la vía láctea en cuestión de minutos, así como visitar otro mundos poblado de  seres increíbles. Los planetas algunos son oscuros, tenebrosos, pero sus habitantes son pacíficos, tristes, raros, otros están hechos como del algodón, pararecen frágiles, sin embargo son duros como rocas, otros tienen luces cegadoras para nosotros, pero no tienen nada que ver con nuestro planeta azul ni con nuestro físicos, son seres anodinos, faltos de expresión, pero no de sentimientos.
Paso a describir lo que ocurrió en la súper nave.
Entramos en una gran sala llena de artilugios inimaginables, a mí me puso una especie de escafandra llena de tubos y plaquetas raras, raras, después colocó una especie de pantalla transparente delante de mí, con la advertencia, que pasase lo que pasase, no me moviera de allí, luego colocó al Truchón en una especie de pecera, pero no contenía agua, estaba llena de un líquido viscoso de color marrón, pude apreciar que se sentía bien en aquel elemento, acto seguido una nube blanca rodeó el habitáculo, de ella salían relámpagos y luces fugaces, eran fogonazos pero muy raros, el suelo retumbaba, parecía que se iba a abrir. Me pareció oír al Truchón pero no podía verlo. Al instantante todo cambió, aquella nube se convirtió en una bola de mil colores, que se alejaba, rebotando sobre mi pantalla suavemente, como si fuera una pompa de jabón, entro en la pecera a través de la tapa, allí se fundieron los colores formando otros inverosímiles, indescriptibles, no sé el tiempo trascurrido pues dentro de la nave nada funciona igual que en la tierra, es otro mundo. Lo que sí puedo decir es que después de esta movida, del Truchón no quedaba nada, ahora era un ser trasparente, tenía una cabeza ovalada, grandes ojos negros, unas antenas por orejas, una boca de forma de tubo, dos especies de piernas terminados en una especie de pies cuadrados de los colores del líquido de la urna; sus brazos eran alargados, desproporcionados, acababan en forma de pala con seis pinchos curvos, no tenía cuerpo, este lo formaban la especie de piernas, lo más asombroso, era la rapidez con que se movía , parecía divertirse, y yo detrás de la  pantalla sin poder moverme, de pronto se volatilizó, así como la escafandra y pude estar al lado de mi nuevo amigo.
Este vino hacia mí,  me dio una especie de abrazo, fue algo irreal, era blando y resbaladizo, todo su cuerpo se contoneo junto al mío, creo que no fue una sensación agradable, no la puedo describir. El Truchón me dijo: -ahora soy como tú- y podré viajar junto a ti. Verás este es mi aspecto real. Vengo de un planeta muy lejano, de más allá de vuestro sistema solar. Mi planeta sufrió una colisión dantesca, todo quedo destruido, incluidos los habitantes; yo me libré porque había salido a patrullar el espacio, cuando me dirigía de nuevo a casa, me alcanzó una fuerza inusitada. Rodé durante tiempo infinito por las estrellas y constelaciones como si de una pelota se tratase, por fin todo aquello se paró bruscamente. Estaba en la tierra, planeta por mi desconocido totalmente, me encontraba justo al lado de la charca, como comprenderás estaba súper asustado, desconocía todo y no sabía cuáles serían las consecuencias, si me adaptaría a vuestra atmosfera, o por el contrario moriría aquí. Me refugié en el agua, aún no sé por qué, al tocarla mi cuerpo se transformó y me convertí en el ser que tu conociste, mi cuerpo tomó la forma de los habitantes de la charca, en su mayoría truchas, al ser mucho mayor que las que habitaban en la charcha me llamaron Truchón.
Pero lo mejor de todo viene ahora, ¡sabes puedo transformarme en lo que quiera! Así que voy a coger la figura humana. ¿Cómo quieres que sea? ¿Qué físico quieres adopte?. Bueno ya que vamos a vivir aventuras juntos, ¡qué te parece si adoptas un físico parecido al mío? Pero parecido no igual. –De acuerdo- en unos segundos se convirtió en un ser, que bien podría pasar por mi hermano. Ahora sí nos dimos un abrazo de hermanos.
De pronto oímos la voz metálica del Ángel del Cosmos, ¡chicos, chicos salid de mi nave! Tengo que ir a controlar el cosmos, que está un tanto revuelto, y poco menos que nos dio una patada en el trasero.
Estábamos fuera de la nave junto al lago, este estaba en calma, la niebla había desaparecido, no había ni un alma viviente. El Truchón sintió nostalgia de su charca, seguíamos siendo invisibles, decidimos darnos una vuelta por ella. Llegamos, la expectación seguía siendo tremenda, estaba el súper robot funcionando, las miles de personas se agolpaban en torno a ella, no cabía ni un alfiler, todos armados de cámaras de última generación, había cantidad de artilugios, radares sondas, en fin toda una parafernalia. El Truchón estaba atónito seguía sin creerse todas esa expectación, en fin que le dije, ¿oye no puedo llamarte Truchón ahora que ya eres humano? ¡Ah! Es verdad. Tú Robert, yo Albert, de acuerdo ese será tu nuevo nombre Albert suena bien. --Mira Robert- me voy a divertir un poco con esta gente, seguimos siendo invisibles, ¡no! Sí, de pronto Albert entró en agua y las empezó a revolver con furia, al instantes cientos de focos iluminaron la charca desde todos los puntos, todas las cámaras de los distintos países empezaron a rodar lo que creían que era la salida al fin de aquel monstruo de río, todo era una locura, Albert seguía jugando, cogió un gran tronco del fondo del río, le dio un color parduzco y le proveyó de una especie de ojos, todos aquellos ya tenían más o menos algo. Los sacó del fondo con fuerza lo izó sobre las aguas a varios metros de altura y lo dejó caer. Aquello fue una locura un estallido de sonidos, gritos flases, focos.
Albert, se lo había pasado muy bien, no sentía miedo, y dijo: -ahora durante mucho tiempo buscaran a un monstruo inexistente.
Vámonos, ya me he divertido bastante, -¡sabes lo que te digo! Que me gusta ser humano, y a la vez conservar mis poderes! Juntos haremos grandes cosas.
Fin

IMAGEN DEL TRUCHÓN, COMO ERA CUANDO BAJÓ A LA TIERRA














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