La tarde caía,
como cada día,
el sol se escondía,
todo pasaba igual
que otros días.
Pero el sol de repente
se escondió y una nube
negra se formó,
y de pronto, el trueno
sonó, y el rayo cayó.
Destruyendo el árbol,
¡aquel viejo árbol!
que se dobló partiéndose
en dos.
Al día siguiente lucia el
sol, mas el árbol viejo
su vida acabó.
Cuando el rayo lo tumbó
y quemó.
A.R.G.
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